Zoé




  
 Cuando entré para verte te estabas peinando junto a la cama de la habitación, te pregunté cómo estabas y me contestaste que bien. Que relajada.
Al día siguiente volví a verte y no estabas. Una voz me dijo que si me acordaba de la primera canción que aprendió al llegar a Barcelona.
—Ven, ahora está en otra sala, está sola contando las horas. Hora tras hora.
Yo estaba confundido con aquella voz. No tenías ninguna necesidad, pensé...


—Porqué tiene que permanecer en esa postura horizontal que la lleva bostezando hacia un sueño que no puede controlar?
—No ves como se mantiene firme como si quisiera abrir los ojos, porque no quiere dormir? Quiere saborear un poco de ella misma. Tu la conociste bien, aunque pienso que fue durante poco tiempo... —Y esta voz…
—Sabes una cosa, Josep? La soledad es como un descanso de ruido, y no tiene nunca ninguna prisa.

No se te ocurre pensar que en estos momentos es dueña de su tiempo, es libre de todas las cosas. No crees que está sumergida en una vida desocupada, exenta de obligaciones, y que ahora goza del abandono, de la falta de ganas y del aburrimiento. El silencio lo envuelve todo de pequeños trocitos de calma. Lo entiendes?

Los instantes que no se dice nada son para agradecer a su gato negro que no se hubiera dejado robar su lengua y su bigote. Recuerdas las fotos de su gato negro? Te decía que era negro como la gente de su país.

Y muda, recordará la tierra roja de su tierra. Recordará su infancia con un silencio hecho de ecos infinitos que le repetirán lo que de pequeña aprendía sobre el amor:”. El corazón se llena y el cerebro se enriquece de sensaciones y sabiduría” Y en aquella calma tranquila, le apareció un angelito caído del cielo cantando aquella canción catalana, Aquella primera que aprendió al llegar a Barcelona

"En Joan petit quan balla Balla, balla, balla 
En Joan petit quan balla Balla amb el dit
 Amb el dit, dit, dit Així balla en Joan petit”.


El angelito igual que el conejo de Alicia en el país de las maravillas, se ha sentado a su lado y tomará el mismo café que tomabais juntos a la salida del hospital, cuando podíais.... y mirará el reloj porque tiene prisa, igual que antes contigo. —Quince minutos, sólo quince minutos, decía...

—Quince minutos que romperán el silencio en forma de sorpresa. Que se llenarán de luz. Que llenarán la soledad de compañía, que harán brillar aquel pedazo de tiempo con una intensidad extrema. Pero cuando el angelito desaparezca, ella no hará como Alicia, no le irá detrás. Será tiempo de seguir disfrutando de su soledad que no todo el mundo sabía comprender, solo tu lo valorabas, recuerdas?

"En Joan petit quan balla Balla, balla, balla 
En Joan petit quan balla Balla amb el dit

 Amb el dit, dit, dit Així balla en Joan petit”.

Tu siempre decías que hay tiempos íntimos para con uno mismo, que era una comunión entre sus pensamientos, su corazón y su alma. Y no había de contar nada a nadie, solo a ella misma. Y aquel libro que leíais los dos quedará sin leer solo la última hoja, pero no por falta de tiempo.
Ahora agradecerá al cielo, que el angelito estuviera con ella bajo tierra aquellos quince minutos, como vuestros quince minutos. 

Y se agradecerá a sí misma de poder disfrutar también del resto de tiempo, con un reloj vacío de tiempo, como Alicia en el país de las maravillas, sin pensar en nada más que estar sola contando las horas. Hora tras hora, sin hacer absolutamente nada.


No te olvido, Zoé

Josep.

Comentaris

Entrades populars