A la primera persona que me ayude a comprender, así me desnudaré


 

Hoy es un día distinto mi sensación sigue siendo un sentimiento de duda, de miedo y de inseguridad, repaso con detenimiento momentos de vida mejores y peores, siendo consciente que no recuerdo esta sensación vivida, tal vez por falta de experiencia, de entendimiento o porque tal vez no había vivido nunca la caída de algunos aspectos de un país, la esperanza la imagino colgada en los tenderetes de las casas mojadas, olvidadas y sucias.

La inestabilidad que se respira en las calles y en las conversaciones de la gente de la calle, transmite temor, mi gente la que yo aunque no conozca la miro con cercanía, con comprensión, la gente que se convierte en una misma persona, siento y contemplo su mirada, su caminar, ese que es lento y marchita al aíre y que el frío no nota.



Esa familia que me preocupa; La energética que no se rinde que es valiente e independiente, que estudia tanto como puede, que le cuesta tanto mantenerse a flote...es muy duro trabajar, pagar alquiler y estudiar una carrera; La pequeña que se plantea dejar de estudiar porque su situación económica dependiente de sus padres que no les sobra nada, como es natural no le gusta; La mayor que hace maravillas con su sueldo y que ayuda a todos como puede y los demás se dejan; El hermano de la casa que se juega la vida en la carretera cada día y se parte el lomo para poder continuar trabajando y la segunda que aquí se propone; Los padres haciéndose mayores teniendo que aguantar como siempre han hecho los cuernos del mes y el orgullo más grande de no tener riqueza pero si cinco hijos donde su educación, su forma de luchar y ver la vida les compensa.


Me pesa cada día pasar por la calle donde los parados se amontonan y no pierden el turno aunque llueva, haga frío o reviente el calor de su ropa, cada día paso por esa calle que me devuelve a una realidad dura y seca, mezquina y devoradora. Siento que se comen mi alegría cuando recorro esa larga cola y casi no me atrevo a mirarles, llevo la carpeta del trabajo guardada en mi bolso, ¿cuántos querrían quitarme el trabajo si pudieran?, ese es mi pensamiento, esos son los mensajes que recibo, observo con impotencia carritos con niños pequeños, con sus mamás esperando una cola que no les trae ni los buenos días, ni el permiso de pasar primero.


Vuelvo la mirada hacia atrás y me sumerjo poco a poco a mis queridos enemigos, en el fondo me traen otro tipo de malestar, otro tipo de paz, otra forma de llorar por dentro, pero más satisfactoria que la otra; la dependienta que no entiende que soy algo especial para pedir mi bocata, el político que no me soporta porque le miro seria, el cabezón de Miguel que no aguanta que le lleve la contraria, mi compañera Ana que no entenderá nunca que cada uno es como es, mi enemiga concha tan eterna como desconocida y por la que siento un poquito de algo cuando la veo, Yasmina que hace tanto tiempo que recuerdo como olvido...

Hoy es un día en el que me encantaría que me gustase el fútbol, eso que consigue inmovilizar al mundo, que consigue olvidar al más pobre su desgracia, que no entiende de dramatismo de clase baja, que ilumina los ojos de los españoles, que consigue hacerles vibrar de emoción. Hoy es un partido de fútbol el protagonista de un día triste y rancio para la “rara” de la didi, que ha de pasar.
Hoy es complicado para mi comprender y cuando eso ocurre necesito desnudar una "miqueta mi alma".


Comentaris

Entrades populars