Orden



Se queda parada intentando recordar alguna cosa. Mira al vacío. Busca una palabra. Visualiza en su mente un trozo de papel blanco. Se mira las manos y las uñas. Se tumba en el sofá y se levanta para abrir la puerta de la calle, pero no hay nadie fuera. Vuelve al sofá. Se duerme. Se levanta más tranquila. Tiene la boca seca. No tiene sed. Le duele un poco la tripa. No tiene hambre.

Intenta recordar algo. Pero no se acuerda. El tiempo está parado. Pasa los dedos delicadamente por encima de su vestido. Sigue con el índice el dibujo de una flor.
Acaricia los objetos que encuentra. Huele las chaquetas que hay colgadas en el ropero del recibidor.

Se toca el pelo. Se queda quieta. Juega a encoger y estirar los dedos de los pies. Se mece sobre si misma. Asiente con la cabeza. No está triste. Ni contenta.
Ahora que toma su medicación a diario tiene las emociones en orden. Todo está controlado y en su sitio. Ya no hay llantos, ni ataques de pánico, ni temblores, ni pellizcos en el estómago, ni sensaciones (ni buenas ni malas).

Ya no tiene miedo, ni se siente vulnerable, ni insegura.
Sonríe siempre a todo el mundo pero ya no le sale ninguna carcajada espontánea de esas que nacen en el estómago para explotar súbitamente en el rostro y en la voz.
Ve los días pasar con todo su esplendor.

Hoy le ha llegado una carta de publicidad de un programa de televisión que quiere ofrecer a la población elementos de reflexión activa sobre temas diversos. El tema de esta semana gira en torno al lema: "El tiempo es lo mejor que tienes: hazlo tuyo"



 SUSI

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