Carta de un madrileño

 Yo, que soy madrileño y del atleti, la verdad es que lo de la independencia catalana me entero más bien poco. Lo que sí pienso es que, pase lo que pase, yo no me metería con ellos.

¿de verdad queremos follones con este pueblo?
Estamos hablando de un pueblo que para desayunar espachurra un tomate en el pan. No te creas que lo cortan en rebanadas delicadas, no. Agarran el tomate y a restregar.
Estamos hablando de un pueblo que pone un restaurante en el fin del mundo, en una cala perdida, y lo petan. Y lo cierran y lo abren cuando les da la real gana. Y lo siguen petando.
Estamos hablando de un pueblo que se caga en el belén. Así, como suena. ¿Que eres el hijo de dios? Pues ahí va mi truño.
También hablamos de un pueblo en que con las baldosas rotas te hacen un alicatao que se convierte en arte universal.
Estamos hablando de un pueblo en el que los niños le atizan con un palo a un tronco hasta que suelta todos los regalos. Incomprensible pero los suelta.
Y de este pueblo tampoco te puedes escapar. Porque en cualquier otro lugar, te subes a un sitio alto y se acabó el problema, pero estos se ponen a trepar los unos por encima de los hombros de los otros hasta donde haya que llegar y arriba del todo te ponen a un niño que a saber lo que es capaz de hacer si tiene los cojones para encaramarse ahí.
Este pueblo no se va a rendir así como así.
Que llevan más de ciento treinta años para construir una iglesia y todavía siguen dale que te dale.
Qué quieren ustedes que les diga. Por mí, que se lo cocinen ellos con salsa de calçots, que genios de los fogones les sobran. Eso sí, las anchoas de L’escala, el cava y demás maravillas, que no nos las quiten y las sigan compartiendo con todo el mundo.
Una abraçada y salut !

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